Inicio > revista forum > Forum 52. 80 aniversario del exilio español en México

Ser hijo del exilio republicano español en México tiene sus particularidades. Somos mexicanos, no cabe la menor duda, pero llevamos a cuestas todo lo que fue la II República española.

 

Somos mexicanos. Aquí no solo hemos crecido y nos hemos formado, sino que aquí hemos desarrollado nuestra vida profesional y nuestras aportaciones sociales han sido reflejo de nuestro paso por esta tierra.

Somos mexicanos. Pero somos los hijos del Masiosare y el Himno de Riego. Nuestra identidad está marcada por estas dos patrias que son las que nos han dado un sentido de pertenencia único. Una, el México, dónde nacimos, que orgulloso, pujante y en pleno desarrollo recibió a nuestros padres y abuelos y la otra, la España republicana que en ese momento dejaba de existir como proyecto de país.

Tal vez por eso hay veces que nos cuesta trabajo acomodarnos. Durante mucho tiempo fuimos mexicanos de segunda puesto que por tener padre, madre o ambos nacidos fuera del país no podíamos ser electos a puestos de carácter público y españoles de octava, ya que para el régimen franquista primero, y durante los primeros años de la transición, ni siquiera estábamos considerados como tales. Sin embargo aquí estábamos y aquí seguimos la mayoría.

En mi tesis universitaria reconozco a la II República española, a la Universidad Nacional Autónoma de México y a Radio Educación como mis instancias formadoras.

Por esto mismo siempre me ha parecido de lo más normal combinar estas tres fuerzas que se rozan en muchos niveles.

Desde que Radio Educación me abrió sus puertas, en los años ochenta, no he dejado de transmitir programas alusivos a este suceso que afectó tanto a España como a México.

El primer trabajo radiofónico que hice ya directamente relacionado con el exilio español se transmitió al aire en abril del 2005 a través de Radio Educación, con la presencia en vivo de exiliados y descendientes del exilio, y la participación, vía telefónica, de integrantes de la Asociación de Descendientes del Exilio Español y se llamó “Los Descendientes del Exilio al Aire”.

Posteriormente, en el 2006, conmemorando el 75 aniversario de la proclamación de la II República española, produje uno de los programas radiofónicos más profundos que haya realizado en cuanto a investigación y que me llevó más de un año terminarlo.

Su título: “Las batallas en la música” y está orientado hacia identificar a los elementos contenidos en las canciones que el bando republicano hizo suyas durante la Guerra Civil, para tratar de revivir los momentos narrados desde las mismas canciones, ubicar a cada una en su entorno social y demostrar su valor como documento histórico. Casi cada línea de cada canción habla de un momento o una referencia histórica.

A lo anterior habría que agregar varios programas especiales que he realizado, más todas las veces que he programado las canciones que durante la guerra y los años posteriores a su fin, nos marcaron el recuerdo y la esperanza de tiempos mejores.

En este sentido y debido a que por la trascendencia que tuvo este año la conmemoración del 80 aniversario de la llegada del Sinaia a Veracruz, que representó formalmente el inicio del exilio republicano español, y para la que oficialmente hubo varios eventos durante los cuales se resaltó el impacto de la II República Española en México, esta vez con la representación del Estado Español presente, quise hacer un pequeño homenaje radiofónico a partir de una óptica ligeramente distinta.

Coincidentemente este acontecimiento se juntaba con el 50 aniversario de que mi generación había salido de la prepa, así que al volver a contactarnos algunos de los compañeros que fuimos en el Colegio Madrid, y ver lo que algunos habían realizado con el transcurso de los años, fui concretando la idea de hablar del exilio a través de nuestras voces y nuestras historias, lo que permitiría tener otra óptica de lo que ha sido el espíritu de la II República a tantos años de la llegada de los refugiados a México.

En nuestro salón de clases convivíamos la nieta de Largo Caballero, los sobrinos nietos del General Miaja, la hija del maestro Sánchez Vázquez, una sobrina de José Gaos y tantos más, en fin, éramos la descendencia, quienes habíamos vivido el exilio de nuestros mayores como niños y adolescentes. Lo mismo corríamos en las casas de estas personalidades, como escuchábamos sus sobremesas.

Existían tres tipos de familias de exiliados en México: las que se la pasaban todo el tiempo hablándonos de la Guerra Civil, con las maletas hechas, listas para la vuelta a España; las que evitaban hablar del asunto y nos decían, con acento español, que éramos más mexicanos que la Familia Burrón y las que nos contaban abiertamente cuando les preguntábamos. Mi padre optó por esta tercera alternativa.

Con esto quedaba claro que la mini serie de cinco programas sería a partir de las historias del exilio forjadas ya en México y, no tanto por quienes llegaron, si no por quienes nacimos aquí, desconocidas por los españoles peninsulares y que, a fin de cuentas representan esa parte de España que permanece como un hueco oscuro en la historia del propio país.

Para darle forma a la idea debía fijar un universo en tiempos y contenidos. Dado que en Radio Educación tenía a mi cargo las programaciones de los martes de julio, y julio tuvo este año 5 martes, esta circunstancia me dio la posibilidad de realizar 5 sesiones.

Había entonces que organizar los temas y los participantes. El guion iniciaría con los republicanos ya en nuestro país, con la Guerra Civil terminada, en una nueva tierra con otras expectativas y otros retos. Con un futuro incierto que, finalmente, vino a depositarnos a nosotros, sus descendientes, en esta tierra y que, por azahares del destino, tuvimos como punto en común haber compartido el salón de clases.

En seguida debía saber exactamente quienes podrían participar en función de sus compromisos en las fechas escogidas y hacer ajustes hasta llegar a un equilibrio temático para armar cada una de las cinco transmisiones. Decidí integrar también a otros amigos con quienes, aunque no pertenecen a la misma generación, nos acercan muchos lazos emotivos.

Algunos no pudieron, algunos otros declinaron pero, a fin de cuentas, logré diseñar los 5 bloques.

Con esta información debía definir una estructura para la salida al aire y concluí que la historia radiofónica arrancaría con los mexicanos que ayudaron definitoriamente a consumar la llegada a México de la inmigración. En este primer segmento también se trataría de la recuperación de la cultura republicana representada por la música y los bailes en el Colegio Madrid y que se había ido perdiendo con el tiempo y el desapego de las nuevas generaciones.

El segundo programa se enfilaría a las instituciones republicanas encargadas de financiar los dineros de la República en el exilio, la JARE y el SERE hasta llegar al asentamiento de las instituciones culturales y educativas en México, como la Casa de España, posteriormente el Colegio de México, el Ateneo Español y los colegios Luis Vives, Madrid y la Academia, bajo un entorno de las letras y la filosofía.

Una tercera entrega iniciaría con los descendientes de los niños de Morelia, pasaría por la medicina y cerraría con la fundación de instancias como el Inegi, el INE y el SAT, con un aroma futbolero.

En seguida serían la sicología en el exilio, la fotografía y el cine quienes nos ocuparían para actualizarnos con un enfoque sincrético, lo que le da su propio sello a la posición de muchos de nosotros en nuestro entorno real. En esta emisión tuvimos la participación de una investigadora sobre el exilio español. Me parecía muy importante por un lado conocer algo de lo que se está haciendo en España con respecto a la recuperación o no del exilio y por otro integrarla a esta charla de situaciones sobre la descendencia del exilio en México y que, aunque allá ellos no las conocen nosotros vivimos con ellas.

Finalmente, como colofón, cerraríamos con la pertinencia de los ideales republicanos en los recintos de la educación superior en México y las luchas sociales en el país.

Utilizamos el formato de mesa redonda con conexiones telefónicas para quienes no pudieron estar directamente en la cabina de transmisión. Así contactamos con Los Ángeles, Guanajuato, Vigo, en Galicia y la Ciudad de México.

El ejercicio fue una pequeña pauta que integró a 19 descendientes del exilio español y mexicanos sumados a la causa, quienes convivimos y compartimos momentos comunes en espacios bien definidos. Esto habría que multiplicarlo por otros tantos grupos de amigos que han hecho lo mismo en sus propias áreas.

Los resultados de estas charlas pudieron poner al alcance del auditorio de Radio Educación una muestra de la aportación de la descendencia del exilio republicano español a la vida diaria de nuestro país a través de sus acciones, y eso era la parte esencial de estas reuniones: Demostrar que la herencia del exilio republicano español también ha tenido lo suyo.

La respuesta de todos los convocados fue estupenda y también sirvió para que hiciéramos sobremesa, darnos un abrazo y actualizarnos.

Las cinco sesiones pueden escucharse en la siguiente dirección electrónica: https://aquiradio.blogspot.com/p/ii-republica-espanola.html

*Rodrigo de Oyarzabal es programador musical, productor radiofónico y curador.

Juan de Oyarzabal y Orueta (padre de Rodrigo de Oyarzabal) nació el 7 de febrero de 1913 en Málaga, España.

Combatió al lado de la II República española, primero como director de tiro del acorazado Jaime I, después como Segundo Comandante del destructor Almirante Antequera y finalmente, habiendo sido nombrado a los 25 años Capitán de Fragata, como Comandante del destructor Almirante Valdés, hasta el final de la guerra, en marzo de 1939 cuando, con toda la flota republicana se dirigió a Túnez, a un campo de concentración.

Después de pasar por Francia, Suecia y los Estados Unidos, en junio de 1939 llegó a México gracias a la decisión del presidente Lázaro Cárdenas que abría las puertas del país a los refugiados españoles. El 18 de marzo de 1941 se nacionalizó mexicano.
Inició sus estudios de física en 1943 en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en la entonces Facultad de Física, ubicada en el Palacio de Minería. Egresado de las primeras generaciones de físicos de nuestro país, se graduó en 1960.

Durante más de 30 años de actividad académica, impartió clases en la Escuela Nacional Preparatoria, el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Por espacio de 33 años fue profesor de tiempo completo en la Facultad de Ciencias de la UNAM, así mismo se desempeñó como investigador de tiempo completo en el Instituto de Física de la propia UNAM dedicado al estudio de la teoría de las partículas elementales.

Fungió además como miembro fundador de la Sociedad Mexicana de Física, presidente de la Comisión Dictaminadora del Instituto de Física, asesor de la Comisión Nacional de Energía Nuclear y jefe del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias. La biblioteca del Instituto de Física y un aula magna de la Facultad de Ciencias llevan su nombre.

Dentro de su labor científica publicó varias obras desde niveles básicos hasta investigaciones complejas, también publicó poesía propia y traducida en Esperanto.

En su época de marino escribió y publicó El Naval (S/Fecha); La Odisea —Tragedia muy trágica en 3 actos y en verso— Obra de teatro para ser representada por los tripulantes del buque escuela Juan Sebastián Elcano (1936); Singladuras —Poemas Marineros— (1936); Poemario de la Mar en Guerra (1938); Poemillas de la Mar Perdida (1941); La Mar en 7 Postales (S/Fecha).

Ya en México, como investigación en el plano histórico escribió Descubrimientos Oceánicos —Capítulos de Historia de la Marina de Guerra Española— (1940) y El Descubrimiento del Amazonas (inédito 1941).

En 1972 publicó el libro Lecciones de Física y posteriormente a su muerte se publicaron sus Ensayos sobre Mecánica Clásica.

Simultáneamente a la física fue poeta, historiador, mago, arquero, filatelista y esperantista. Como filatelista ganó el primer premio de Filatelia en México por su composición dedicada a los físicos, obra que donó en vida a la Biblioteca del Instituto de Física de la UNAM. El esperanto constituyó una de sus principales preocupaciones y ganó en 2 ocasiones el premio de la Sociedad Mundial de Esperanto tanto por sus poemas originales en ese idioma que se titulan Fluadoj y Ce l’bordo de l’Rivero, como por haber traducido a dicho idioma poesía de diversos autores como Rubén Darío. Suyos son también los poemas físicos: ¿Qué es la Física?, La segunda ley de Newton y otro dedicado a las Leyes de Ohm.

Don Juan de Oyarzabal murió en la Ciudad de México el 2 de enero de 1977.

Rodrigo de Oyarzabal*

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Juan de Oyarzabal y Orueta