Inicio > revista forum > Forum 46. Linda Rosa Manzanilla Naim y su pasión por Teotihuacan

En el quinto año de primaria, Linda Rosa Manzanilla Naim descubrió las civilizaciones de Mesopotamia, India, China y Egipto, y fue entonces que supo lo que quería estudiar de grande: arqueología. La pasión por estas culturas la llevaron a cursar una maestría en ciencias antropológicas (con una tesis sobre Mesopotamia) y un doctorado en egiptología. Gracias a sus conocimientos y aportes a la ciencia ha recibido premios y reconocimientos, entre ellos, ser una de las 6 mujeres que ha ingresado a El Colegio Nacional.

 

“En el 2007 ingresé a El Colegio Nacional; sin duda alguna, me pone en el ámbito de un grupo de destacados científicos, humanistas y artistas en México dedicados a aquello que les apasiona. Me siento muy alagada”, señaló la doctora Manzanilla, mientras conversó con Forum en su cubículo 202 del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde es investigadora titular.

Linda Rosa, la mayor de 6 hermanos, contó con el apoyo de sus padres para estudiar lo que eligió, siempre y cuando lo hiciera con pasión. A pesar de que hay más mujeres estudiando una carrera científica (vocación que debe ser despertada desde la primaria) y que ocupan puestos de decisión, reconoció que todavía falta mucho para alcanzar la igualdad de oportunidades.

“No es fácil en un mundo de hombres; por ejemplo, no es paritaria la carrera para ingresar a El Colegio Nacional, porque en general se manejan muchos nombres de hombres candidatos pero seguiremos impulsando a mujeres destacadas para que ingresen.

“No hay que perder de vista que las mujeres con cargos académicos y públicos tienen la gran responsabilidad de hacer un excelente papel para que quede el sello de estas mujeres destacadas, es una doble responsabilidad, porque en un mundo de hombres, ellos estarán más pendientes de cómo hacen su trabajo y tienen que dejar un espacio abierto para otras mujeres”, dijo la integrante del Sistema Nacional de Investigadores Nivel III.

Durante su formación en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y en la Universidad de París IV en la Sorbona, nunca tuvo problemas de discriminación por ser mujer; sin embargo, fue hasta su ingreso en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos en el 2003 cuando empezaron los problemas.

“Fui la primera mujer mexicana en formar parte de esta Academia y con este nombramiento iniciaron las envidias de hombres y mujeres, lo que me sorprendió mucho porque el reconocimiento no fue solo para mí sino para la comunidad académica; lamentablemente la envidia fue más de las mujeres. Desde entonces no ha sido fácil, pero he hecho una coraza para seguir trabajando y curiosamente ahora he ganado más premios”, comentó entre risas la autora y editora de 29 libros, 200 artículos y 67 informes técnicos.

La doctora Manzanilla ha pertenecido a más de 12 sociedades científicas, ha recibido importantes reconocimientos, entre ellos, el Presidential Award de la Society for American Archaeology, el Premio Universidad Nacional en Investigación en Ciencias Sociales, la distinción “La Mujer del Año”, Premio “Alfonso Caso 2013” para la mejor investigación en arqueología por el libro Estudios arqueométricos del centro de barrio de Teopancazco en Teotihuacan, el Research Award del Shanghai Archaeology Forum, forma parte de la Academia China de Ciencias Sociales. También es miembro extranjero de la American Philosophical Society y doctorado Honoris Causa por la UNAM.

 

Su amor por Mesopotamia, Egipto y Teotihuacan

La línea de investigación de Linda Rosa Manzanilla es el estudio de cómo surgen los primeros centros urbanos (la forma de vida de las ciudades) y los estados arcaicos (la organización política). La tesis de maestría la realizó sobre el origen del Estado en Mesopotamia y la del doctorado, sobre el mismo tema para Egipto.

“Egipto fue un reto porque las sociedades de la macro área del norte de África y Cercano Oriente son muy distintas. Me fascinó dedicar unos años a estudiar a los egipcios que tenían el orgullo de ser un pueblo elegido por los dioses, gobernados por el dios Horus, que era el faraón. Fue un pueblo muy curioso, observador de la naturaleza e interesado en trascender a un mundo más allá de la muerte.

“Mi tema es entender los procesos de formación del Estado donde quiera que se den: en la zona andina, Mesopotamia, Teotihuacan. Finalmente, mi peregrinar por las distintas civilizaciones es para entender cuáles son los procesos de formación de la sociedad compleja y cómo se dieron esos cambios”, explicó la investigadora.

En los últimos 40 años, la doctora Manzanilla se ha dedicado a investigar Teotihuacan, lugar que para ella es un caso extraordinario en el clásico mesoamericano. “Me interesa entender una excepción tan compleja donde hubo distintos grupos étnicos procedentes de varios lugares de Mesoamérica que convivieron en una ciudad de 20 kilómetros cuadrados. En los años 80 excavé una especie de vecindad en Teotihuacan para entender la convivencia de las familias, la vida en conjuntos de departamentos. Después estudié los barrios, que son como 22 unidades, las más dinámicas de la sociedad teotihuacana; organizaban caravanas que iban a distintos puntos de Mesoamérica para traer a Teotihuacan materias primas y bienes suntuarios. Fue muy interesante investigar con ácido desoxirribonucleico (ADN), con isótopos estables y de estroncio, quiénes eran los migrantes”.

Del año 2000 a la fecha excava un palacio paran entender las élites gobernantes de Teotihuacan, lo que reconoció no ha sido nada fácil, ya que la parte central de la ciudad está muy saqueada por los prehispánicos y por la gente que buscaba murales. “No es fácil obtener resultados en un zona tan perturbada; llevo 14 temporadas de campo para investigar quiénes son los gobernantes porque mi propuesta es que hay un consejo de gobierno y es lo que quiero probar en esta investigación que es de largo aliento. Es un reto intelectual averiguar cómo funciona esta sección”.

La arquéologa que ha excavado en Turquía, Egipto, Bolivia, Israel y México, describió Teotihuacan como una megalópolis del mundo antiguo, gigantesca para su tiempo, muy planificada y excepcional en muchos aspectos, como es su carácter multiétnico y su organización corporativa.

Para la profesora del posgrado en antropología de la UNAM, exdirectora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, exmiembro del Committee for Research and Exploration de la National Geographic Society y del Board of Trustees del National Museum of the American Indian, considera que el arqueólogo del siglo XXI debe formar parte de un equipo de corte transdisciplinario para integrar este cúmulo de información, en el rompecabeza para entender el pasado y explicarlo con bases científicas, “por eso es que en la UNAM tenemos laboratorios con biólogos, químicos, físicos y una relación con los Institutos de Física, Geofísica y Geología”.

 

La parte personal de Linda Rosa

Exigente, disciplinada y hasta obsesiva, así se definió Linda Rosa, quien el 25 de enero pasado cumplió 68 años de edad. El tigre es su animal favorito, ya que dijo, su personalidad tiene algo de felino, al sortear los obstáculos y no dejarse vencer.

Si se trata de visitar lugares, le gustan los Andes en Bolivia donde dijo, hay paisajes maravillosos, con su Cordillera Real.

Su pasatiempo es el cine, particularmente las películas históricas; su libro favorito es “La ciudad y las estrellas” de Arthur C. Clark, y su comida predilecta la tailandesa. En la música le gusta escuchar a Dvořák, Holst y Tchaikovsky, y admira las pinturas de la época del Renacimiento.

Durante 12 años practicó danza folklórica hasta que se fracturó el tobillo derecho durante una excavación en Turquía en el 2013.

 

Foto: Anayansin Inzunza.

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Anayansin Inzunza