Inicio > revista forum > Forum 57. La autonomía universitaria no debe ser vulnerada por la política o gobierno: Isidro Mendoza

La autonomía universitaria es una pieza clave de las democracias, por lo que su vulnerabilidad no concierne solo a las instituciones académicas, sino a la sociedad en su conjunto. De lo contrario, las instituciones educativas serían susceptibles a no poder ejercer el pensamiento crítico y la libertad de las ideas. Por su parte, las instituciones deben comprometerse a transparentarse para ejercer este derecho constitucional.

 

En entrevista para Forum, Isidro Mendoza García, académico del Departamento de Derecho de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), especialista en autonomía universitaria, explica el valor histórico de este logro constitucional, así como la importancia de fortalecerlo.

“Esta autonomía es un principio establecido en la Carta Magna y tiene como finalidad establecer una protección especial a la universidad pública, para que cumpla con su obligación constitucional y la responsabilidad social de proveer una educación superior de calidad”.

 

¿Esta cualidad de las universidades es un logro de la sociedad?

La construcción del concepto de autonomía universitaria tiene en su origen un proceso histórico a partir de 1929, generado por estudiantes de la Universidad Nacional de México, mediante el cual se logró una autonomía, que se estableció de manera legal, pero no estaba en la Constitución. Fue hasta 1980 que alcanzó un nivel constitucional, a través del Artículo 3o. donde se inserta la garantía de la autonomía a las universidades públicas del país, entre ellas la UNAM. Ahí se le da la fortaleza vinculada con el derecho a la educación.

 

¿Cuáles son las características de una universidad autónoma y de acuerdo a qué necesidades la obtiene?

De acuerdo al Artículo 3o., va dirigida exclusivamente a universidades públicas, en tanto que las privadas dependerán de las incorporaciones a otras instituciones educativas. Las universidades públicas que sí gozan de este derecho adquieren ciertas facultades que son indispensables para el desarrollo de la autonomía, como la facultad de autorregulación, con la que pueden establecer su propia normatividad de regulación interna.

El especialista añade que también gozan de una facultad de autorregulación académica, con lo cual pueden realizar sus propios planes y programas de estudio. “También de autogestión administrativa, que se refiere a su estructura, y una característica muy importante: el autogobierno, una facultad reconocida a la universidad pública para establecer su propio esquema de gobierno que incluye los procesos para la designación de sus autoridades. En estas 4 facultades se materializa la autonomía de la universidad”.

Pero no todas las universidades públicas gozan de autonomía, debido a que no existe una ley general o algo parecido, que lo establezca, donde lo establecido en la Constitución requiere de una ley orgánica que se emitirá federalmente o mediante el congreso local, añade. “La autonomía no solo es una denominación semántica, sino que se materializa en el ejercicio de las facultades o funciones, pero ello deviene en una ley secundaria, desde el punto de vista de una ley con características legales, no constitucionales. Sería bueno tener una ley que regulara a todas las universidades públicas, sería un gran avance”.

 

¿Por qué es importante la autonomía para las universidades?

Para que ejerzan esta facultad —la cual cumple con fines de carácter académico, investigación y cultural, y bajo un proceso de enseñanza-aprendizaje— no pueden estar en manos de una corriente política, partido político o gobierno en el poder. Deben ser libres para desarrollar investigación, para configurar sus planes y programas de estudio. De esta forma se garantiza el libre desarrollo de las ideas para la construcción y desarrollo de la cultura, por eso es importante que ellos designen sus procesos.

Esos principios son también importantes en otras instituciones autónomas para mantener un clima democrático saludable.

Es un punto de equilibrio para desarrollar análisis críticos, reflexivos y científicos, apartados de tendencias políticas que en ocasiones no tienen la razón, pero sí el poder político. La libertad que se puede tener desde la academia, con esa independencia y autonomía, permite hacer consideraciones y reflexiones que, si son tomadas en buen sentido, pueden hacer que aquellos que ejercen el poder reconsideren de alguna forma la toma de decisiones.

 

¿Cómo se fortalece la autonomía universitaria?

Debe evitar esas tentaciones de involucrarse con la tendencia política, partido en el poder u otros grupos; debe evitar su influencia en la toma de decisiones en los planes de estudio, en la selección de estudiantes, de los académicos y del cuerpo colegiado que elige a sus máximas autoridades. Hay que evitar la injerencia de intereses ajenos a la universidad a la vez que se le proporciona a los egresados el más alto nivel nacional e internacional. Eso mantiene viva la autonomía y legitima su existencia.

 

¿Cuáles son los temas pendientes sobre la autonomía universitaria que se podrían solucionar en los próximos años?

Un tema por atender hoy en día para todos los organismos descentralizados o autónomos que no dependen de ninguno de los poderes, pero que tienen una función indispensable para el desarrollo de la nación y para la sociedad, es el presupuesto. Éste es asignado por el poder legislativo, pero depende de la planeación del ejecutivo, entonces, las universidades deberían tener una protección en éste y se asigne de acuerdo al Producto Interno Bruto, como se hace en otros países. De esta forma, su autonomía no dependerá de la voluntad política de un partido o el gobierno.

Finalmente, el especialista enfatiza que las 4 características de la autonomía universitaria —autoregulación, autorganización académica y administrativa, y autogobierno— también deben evolucionar y enmarcarse en parámetros académicos del más alto nivel internacional. “Ahora, la mejor forma en que las universidades pueden cooperar con el Estado es que tanto sus egresados como académicos se pongan a esos niveles para ser competitivos y sirvan en su función social”.

Isaac Torres Cruz

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Fotos: Anayansin Inzunza.