Desde su acta constitutiva, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) se identificó como un organismo autónomo, de representación, defensa y fomento a la actividad agropecuaria, de carácter nacional y afiliación voluntaria; une en un solo frente a los productores agropecuarios, de servicios al campo y agroindustriales, es decir, agremia a todos los eslabones de las cadenas productivas; su función principal es representar al sector agroalimentario privado del país ante los sectores público, privado y social; y promover al campo y al productor mexicano en la búsqueda de generar condiciones favorables para su desarrollo.
Bosco de la Vega Valladolid*
La autonomía del CNA le confiere la capacidad para tomar decisiones de manera libre en aspectos como su organización, en el establecimiento de los estatutos que rigen su funcionamiento, y de las funciones y responsabilidades que se confiere a sus miembros, así como en las opiniones vertidas de acuerdo con el cumplimiento de sus objetivos.
Es un ente que no depende del presupuesto gubernamental, con identidad y estructura propia, que manifiesta su autonomía en el cumplimiento de su misión, pues representa los intereses comunes de sus integrantes, y busca propiciar condiciones equitativas para su competitividad y desarrollo sostenible. La autonomía del CNA es respaldada por sus propios mecanismos internos de toma de decisiones mediante los cuales sus miembros tienen voz y voto, y pueden decidir cómo estará conformada la estructura que los represente, es así que eligen a su presidente, Comité Directivo y adicionalmente pueden votar o emitir opinión sobre las políticas o actividades a ser desarrolladas por éste.
Un factor importante por el cual el Consejo puede conducirse con autonomía es porque tiene independencia financiera, por lo cual, las decisiones que se toman no están supeditadas a los intereses específicos de algún segmento de sus socios y asociados, o bien, de las autoridades gubernamentales. Para lograr representar a toda su membresía (que equivale al 75 por ciento del Producto Interno Bruto agroalimentario del país), es necesario tomar importantes decisiones, siempre colegiadas, y en caso de tener opiniones diferentes, llegar a consensos, con la finalidad de no actuar de manera sesgada, pues indudablemente al representar a sus agremiados de todos los eslabones de las cadenas productivas, eventualmente surgen temas en los cuales se vierten visiones o intereses encontrados, lo que obliga a reforzar el diálogo y buscar puntos de acuerdo que permitan impulsar propuestas de política pública en favor del desarrollo del sector agroalimentario.
El hecho de que el Consejo sea autónomo le ha permitido actuar en libertad, no solo en la toma de las mejores decisiones para apoyar al sector, también ha podido realizar acciones en beneficio o manifestarse en la defensa de los intereses de su membresía y, en general, del sector productivo, ante diferentes instancias o temas coyunturales, siempre dentro del marco institucional; el CNA constantemente busca la retroalimentación de sus socios y asociados a través de consultas sobre diversos temas que sirven para la construcción de posicionamientos en favor del agro.
El CNA como un organismo autónomo y especializado en los temas del sector agroalimentario es un actor que sobrepasa la influencia gubernamental al ser un ente apolítico, dadas estas condiciones participa activamente en un sin número de espacios de consulta en los que se discuten temas de interés nacional, donde emite abiertamente y sin restricciones sus puntos de vista, ventaja que atinadamente le da su autonomía. Consideramos que la existencia de estos espacios de retroalimentación son de gran importancia, con la incorporación, tanto del sector público, como de la iniciativa privada, y la sociedad en general, que representen mayor inclusión y pluralidad; no obstante, más allá de la autonomía que tiene el Consejo y otros organismos gremiales para expresar sus puntos de vista en estos espacios, es importante que en esas figuras se tomen en cuenta las diferentes opiniones y que las acciones y decisiones se validen con base en lo vertido en ellos.
Finalmente, la autonomía del CNA también descansa en la capacidad de emprender adecuadamente el trabajo que sus miembros demandan, por lo que sus decisiones son evaluadas constantemente, además de estar sujetas al escrutinio público, por lo que es importante señalar que el ser un ente autónomo además de beneficios confiere responsabilidades, en nuestro caso, no solo ante nuestros socios y asociados, también con el sector y con la sociedad en general.
*Bosco de la Vega Valladolid, presidente del Consejo Nacional Agropecuario.
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Foto: Anayansin Inzunza.