Inicio > revista forum > Forum 45. Leticia Torres Guerra: Hay que resolver los problemas de las empresas con ciencia

Leticia Myriam Torres Guerra recibió el Premio Nacional de Ciencias 2018 en al área Tecnología, Innovación y Diseño, por su destacada contribución al desarrollo y la innovación tecnológica en el campo de los materiales cerámicos, y por vincular la academia con la industria empresarial con la creación de grupos de investigación. Quien nació en Monterrey, Nuevo León en 1955, realizó sus estudios de licenciatura en química industrial en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y el doctorado en materiales cerámicos avanzados por la Universidad de Aberdeen, Escocia.

 

En 1985, tras culminar su doctorado, Torres Guerra regresó a la UANL, su alma mater, para realizar investigación en cristaloquímica y desarrollo de materiales cerámicos. Tenía el conocimiento y una hiperactividad desbordante por hacer investigación, no obstante, no contaba con los instrumentos para realizarla. Después de un inicio difícil, complicaciones personales y profesionales, el panorama cambió; la científica tocó la puerta de la industria regiomontana en años en los que los temas como Triple Hélice (vinculación academia, gobierno y empresa) e intercambio academia-empresa, no existían.

El éxito de esta científica en el trabajo conjunto con la industria de la región es un caso paradigmático, quizá único. Aunque el panorama y ecosistema de desarrollo es diferente en cada región del país, así como las necesidades de la industria y potencial científico, sin duda, hay mucho que aprender de la experiencia de Leticia Torres, quien por esta trayectoria fue reconocida con el Premio Nacional de Ciencias, el primero para la UANL.

Es líder certificada en energías aplicadas renovables y eficiencia energética por la Universidad de Harvard, integrante del Sistema Nacional de Investigadores Nivel III, de la Academia Mexicana de Ciencias, de la Sociedad Mexicana de Materiales y de la International Union of Materials Research Society, de Estados Unidos.

Ha sido la líder de diversas innovaciones y desarrollos tecnológicos exitosos (80 por ciento implementados a nivel industrial) con empresas nacionales, líderes en su ramo (vidrio, cerámica, refractarios, cementos, petróleo, entre otras), todos financiados en su totalidad por las empresas.

En entrevista para Forum, la exdirectora adjunta de Desarrollo Científico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) , relata cómo se desarrolló esta relación con la industria, única y envidiable para muchos científicos e instituciones de educación, la cual, tiene casi en su totalidad un mérito personal, del que ahora se beneficia su institución y sus estudiantes.

 

¿Cómo logró su acercamiento con la industria?

Escuchando y analizando sus necesidades. El primer acercamiento fue cuando en la UANL me recomendaron que me presentara con la industria para ayudarles, pero no tenía equipo ni laboratorios con qué hacerlo. Hablaba de mis competencias, pero no entendían lo que hacía, entonces decidí mejor escuchar qué les interesaba y cuáles eran sus preocupaciones. Invertía tiempo en escucharlos una y otra vez, se lleva mucho tiempo, pero con ello obtuve su confianza. A la par, hacía investigación académica y trabajo en la elaboración de nuevos posgrados, ya que no se contaban en esos años con ningún posgrado sólido en la dependencia en la que me encontraba adscrita. Tuve que apoyarme con otros expertos del país y del extranjero, y diseñar los primeros dos posgrados de ciencias que fueron certificados por el CONACyT como de “excelencia”, además de buscar colegas que quisieran integrarse a estos posgrados y financiamiento, entre otras cosas.

Después hubo un salto. Inicié un proyecto grande con Peñoles, con el cual, innové en un proceso tecnológico para mejorar la calidad de sus productos. Para entonces no se concebía que los científicos ayudáramos a las empresas, y cuando lo hice se me criticó fuertemente, especialmente en el centro del país. Decían que no era una científica seria. No comprendían que me basaba en la ciencia para mejorar los procesos de estas empresas.

Trabajé desde una plataforma científica y el apoyo en este proyecto fue tan exitoso, que Peñoles me entregó una carta que destacaba mi liderazgo en la innovación de sus procesos tecnológicos. Poco después trabajé de cerca con CEMEX y Vitro, siempre con resultados positivos.

 

¿Todos los investigadores tienen respuestas para la industria?

Cada área de la investigación es diferente, algunas se pueden vincular mejor con el sector productivo empresarial, pero todos los investigadores pueden tener un acercamiento con otro sector de la sociedad. Hay muchas áreas de vinculación para tener impacto, por lo que es fundamental que los investigadores vean a su alrededor y busquen generar un impacto con su conocimiento especializado, porque tienen las competencias que pueden trasladarse hacia la resolución de algo. El exhorto es ir más allá de hacer ciencia básica, si tienen la capacidad hay que buscar y platicar con la gente que crean que puede ayudar; en el caso de las empresas, hay que ser muy abiertos y escuchar sus problemáticas. Si se les ayudan, no solo se obtienen recursos para las universidades, sino además generamos empleos, riqueza y desarrollo económico. Las universidades tenemos tiempo de investigar, la industria no siempre, puesto que deben resolver otros problemas día a día.

Con herramientas muy básicas del conocimiento científico en mi formación, entendí y ayudé a resolver muchos de los problemas de la industria; en algunos de los proyectos más importantes, obtuve de ésta, el equipo que requería la universidad para solucionarlos. Después de innovar en sus procesos, mi equipo de investigación tuvo la oportunidad de publicar algunos de los resultados. No me formé para resolver estos problemas, sin embargo, aprendí a estar abierta y a desarrollar mi creatividad para hacerlo.

 

¿Su experiencia es un ejemplo a seguir?

No sabría decir si debe ser un ejemplo, pero lo que sí estoy segura es que todos los proyectos de innovación tecnológica desarrollados de colaboración conjunta, mediante diferentes esquemas de vinculación y siempre soportados en la plataforma científica fueron muy exitosos para ambos sectores: el académico e industrial. Sabemos que en otros países la mayor inversión que se hace en investigación y desarrollo es desde el sector industrial, pero no podemos compararnos con los países más desarrollados porque tenemos necesidades y particularidades distintas. No sé qué es lo mejor, yo solo puedo hablar de las diversas experiencias tan buenas que he tenido tanto en las investigaciones científicas, como las colaborativas de innovación tecnológica, apoyadas estas últimas en su totalidad por cada empresa interesada.

 

Su caso es un cambio de paradigma, un abordaje distinto al que conocemos.

No conozco los otros esquemas de vinculación, porque mi experiencia ha sido distinta, así como las circunstancias en las que me vi envuelta cuando regresé de hacer el doctorado en el extranjero: me dicen en la universidad que mi conocimiento podría ayudar a la industria y que podía traer recursos de éstas. Toqué puertas, hablé con ellos y muchas veces hice el ridículo porque ¿cómo les iba a ofrecer un servicio que no podía dar si no tenía el equipo, sino ellos? se abrieron bastante al ver mi transparencia y ganas de ayudar. Explicaba lo que hacía y me prestaban sus equipos, al inicio para caracterizar materiales, esas fueron mis circunstancias al inicio. Después de 10 años de mi regreso, fue factible finalizar el diseño e implementación de los posgrados de ciencias en ingeniería cerámica, los cuales, bajo mi liderazgo fueron certificados por el CONACyT como de “excelencia” en 1995 y 1999 (llamados ahora posgrados del Programa Nacional de Posgrados de Calidad), y posteriormente “adaptarlos” a las empresas de acuerdo a sus requerimientos, manteniendo siempre el mismo rigor científico de los mismos.

 

¿Qué representa para usted el haber ganado el Premio Nacional de Ciencias 2018?

El Premio Nacional de Ciencias y Artes es el máximo reconocimiento que otorga el gobierno de la República a los mexicanos que han contribuido al progreso de nuestro país a través de la ciencia, la tecnología, la innovación y el diseño, como producto del trabajo académico y científico a lo largo de toda su vida. Fue instituido en 1945 bajo la filosofía de José Vasconcelos, quien proclamó que el progreso social debe estar basado en el uso de la razón y la conciencia de lo que se puede y se debe hacer con el conocimiento. Es decir, no puede concebirse el desarrollo y crecimiento de una sociedad sin que esté basada en el aprovechamiento del conocimiento.

Este premio lo recibo como reconocimiento a las aportaciones de una servidora que ha contribuido al desarrollo y la innovación tecnológica en el campo de los materiales avanzados, la formación de grupos de investigación y tecnólogos, así como la vinculación academia-industria. Desde hace más de 20 años nos encontramos desarrollando en la UANL materiales avanzados para ofrecer soluciones sustentables en materia energética y para la remediación ambiental. La meta es proveer el acceso a alternativas energéticas limpias y altamente eficientes, mediante el aprovechamiento de la energía solar en procesos fotoinducidos utilizando fotocalizadores altamente eficientes y agua. Además, trabajamos en la implementación de sistemas que coadyuven a la descontaminación de cuerpos de agua dulce, así como la eliminación de gases de efecto invernadero del aire. Aunque son metas muy ambiciosas, considero que es posible alcanzarlas si los científicos y tecnólogos del país seguimos trabajando en equipos multi-institucionales, en estrecha colaboración con el sector productivo y contando con el apoyo económico de las instituciones de educación superior, centros de investigación y empresas del país.

Por lo anterior, este premio representa para mí un mayor compromiso con la sociedad y en particular con la UANL donde tengo el orgullo y fortuna de desempeñarme profesionalmente. Considero que debo seguir generando conocimientos que coadyuven significativamente a las innovaciones tecnológicas para el bienestar de la sociedad. Además, es una motivación adicional para seguir manteniendo firme mi compromiso y entrega con la ciencia y tecnología, lo cual ha sido constante y genuino desde hace más de 30 años, lo cual, es una de mis más grandes pasiones en la vida. Desarrollo mis investigaciones con responsabilidad social, impulsando y promoviendo el trabajo en equipo, con mi máximo esfuerzo y dedicación, buscando siempre generar resultados positivos y de calidad tanto para mi institución como para el país.

 

En México, ¿falta mayor inversión de la industria en el sector ciencia, tecnología e innovación?

Considero que existe un gran número de investigadores muy talentosos en el país que podrían apoyar de manera muy efectiva al sector industrial. Sin embargo, tal vez la presión dentro de las empresas, por resolver los problemas diarios, los limitan en tiempo para el análisis y búsqueda de investigadores mexicanos en los que puedan confiar sus proyectos de innovación.

En mi experiencia, cuando ellos tienen la certeza de que es necesario invertir recursos económicos para innovar algún proceso o producto, lo buscan y formalizan el convenio correspondiente. Cuando estas colaboraciones logran beneficios tangibles para ambos sectores, se genera una sinergia muy adecuada que permite hacer mayores inversiones por parte de la industria.

Las investigaciones científicas deben ser el motor principal de los posgrados sólidos para tener oportunidad de ser competitivos y trascender internacionalmente. Mediante estas investigaciones es imprescindible formar los recursos humanos especializados de alto nivel para que se incorporen al sector correspondiente y coadyuven a lograr un impacto social y económico significativo. Por supuesto que el sector empresarial es un eje importantísimo en esta cadena de valor para nuestro país, solo falta que se consoliden estas interacciones a lo largo y ancho del país

 

Fotos: Cortesía Leticia Torres

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Isaac Torres